
Los insectos que más habitualmente se encuentran son los dípteros (moscas), los coleópteros (escarabajos, adultos y larvas) y lepidópteros (polillas). La presencia de insectos en un cadáver puede ayudar de dos modos a la investigación de una muerte: La primera es aportando información sobre la hora del fallecimiento.
La presencia de una mosca y los restos de su actividad permiten estimar en qué momento ha fallecido una persona. Y esto ha ocurrido en distintas ocasiones, facilitando la investigación policial.
Uno de los casos en los que participamos desde el grupo de Entomología Forense de la Universidad de Murcia implicó el hallazgo casual de un cadáver bastante esqueletizado en el interior de una construcción abandonada.
Los médicos forenses no lograban estimar una fecha de fallecimiento debido a su estado. Teniendo en cuenta los restos de actividad de una mosca muy frecuente en periodos cálidos del año en la zona del sureste español, en particular a finales de verano y en el otoño, se pudo acotar tal fecha. Nuestra data fue de unos 6 meses como mínimo. En el momento de la publicación del artículo científico el caso no estaba resuelto. Posteriormente confirmaron la fecha.